¿Qué es la contaminación del aire? Es la presencia de sustancias que normalmente no componen la atmósfera. Está constituida por 78% aproximadamente de nitrógeno y 21% de oxígeno. El aire contiene además otros gases en pequeñas cantidades, como vapor de agua, bióxido de carbono e hidrógeno. Cualquier sustancia no conforme parte de los elementos gaseosos normales del aire se llama contaminante.
Hay muchos tipos de contaminantes del aire: humo, polvo, cenizas, polen, diversos gases y otras sustancias. Muchos de ellos provienen de fuentes extrañas al hombre y sus actividades. Siempre han existido en la atmósfera. Vienen del suelo, de las funciones de plantas y animales y hasta del espacio exterior (polvo meteórico). Rara vez son nocivos. Más aún, a menudo son benéficos. Sin polvo atmosférico, por ejemplo, nunca caería lluvia ni nieve.
La naturaleza maneja fácilmente sus propias formas de contaminación ambiental. Los contaminantes más pesados se separan pronto del aire. La lluvia, uno de los dispositivos anticontaminantes más efectivos de la naturaleza, limpia la atmósfera de polvo y otras impurezas.
Las partículas más finas y los gases pueden quedar suspendidos indefinidamente, diseminándose ampliamente por la atmósfera. Varios ciclos naturales contribuyen a mantener el equilibrio químico de la atmósfera. Por ejemplo, los animales y las plantas absorben el oxígeno del aire y liberan bióxido de carbono. Durante la fotosíntesis, las plantas verdes aspiran bióxido de carbono y exhalan vapor de agua y oxígeno. El vapor de agua sube de la superficie de los ríos, lagos y mares. El exceso de agua se separa de la atmósfera como rocío, lluvia y nieve. Los volcanes, incendios y tormentas de tierra proporcional al aire vapor de agua, bióxido de carbono y polvo.
Las actividades humanas amenazan este sistema natural de control y equilibrio. Chimeneas, incineradores, fábricas, aviones y automóviles descargan contaminantes en el aire a velocidad creciente. Muchos científicos temen que los ciclos tierra-atmósfera no puedan afrontar esa creciente contaminación. Algunos prevén un desastre ecológico mundial. Piensan que habría millones de muertos. Los sobrevivientes tendrían que usar máscaras protectoras o vivir en refugios con aire acondicionado.
Otro resultado de la creciente contaminación podría ser un cambio total de clima mundial. Éste se enfriaría de súbito al punto de originar una nueva Edad de Hielo, o bien sucedería lo contrario: se tornaría mucho más cálido, fundiendo las masas de hielo polares, elevando el nivel de los mares, y anegando en consecuencia grandes extensiones de tierra.
Esos temores quizá sean exagerados. Pero la contaminación causada por el hombre alcanza ya concentraciones peligrosas en muchas partes del mundo. Ya es una seria amenaza para el bienestar humano y la supervivencia de otros seres en la Tierra.
CLASIFICACIÓN DE LOS CONTAMINANTES DEL AIRE
Los contaminantes que el hombre liberan en la atmósfera pueden dividirse en tres categorías:
1.- Micropartículas.
2.- Gases inorgánicos.
3.- Gases orgánicos.
Los contaminantes sólidos y líquidos existen como partículas muy pequeñas o micropartículas, que son suficientemente livianas para permanecer en el aire durante cierto tiempo. Las micropartículas sólidas incluyen polvo, hollín y cenizas. Las autoridades sanitarias están cada vez más preocupadas por las partículas metálicas, inclusive polvo y compuestos de plomo, níquel, cadmio y berilio, que se liberan al aire. Las micropartículas líquidas incluyen brumas y rocíos de pulverizadores.
La forma más común de contaminación ambiental es el humo, una mezcla de micropartículas y gases. El smog combina humo y niebla, pero este término se aplica también a ciertos otros tipos de contaminación ambiental visible. Los gases inorgánicos incluyen óxidos de nitrógeno, de carbono, de azufre y sustancias tales como amoniaco, cloro y ácido sulfúrico. Los gases orgánicos incluyen hidrocarburos como el metano, benceno, acetileno y etileno; aldehídos y acetonas y compuestos como el benzopireno, alcohol y ácidos orgánicos.
El número y variedad de los contaminantes del aire aumenta continuamente a medida que el hombre produce y utiliza nuevas sustancias químicas que, sumadas a los productos residuales de procesos industriales, penetran en la atmósfera en distintas proporciones. Por ejemplo, el amianto ha sido utilizado por mucho tiempo como aislante y retardante de incendios.
Primero se lo empleó en forma de láminas, pero recientemente los constructores han rociado con fibras de amianto las vigas de acero de un rascacielos. Gran parte del amianto se mezcla con el aire y es llevado a grandes distancias por el viento. Si la fibras de amianto penetran en los pulmones de una persona, permanecerán allí durante toda su vida. Si la persona las aspira en cantidad suficiente puede contraer amiantosis, una enfermedad incurable y a menudo fatal.
EFECTOS SOBRE LA SALUD
¿Puede la contaminación del aire causar la muerte? No hay duda que contribuye por lo menos a la mortandad producida por enfermedades tales como enfisema y cáncer de pulmón.
Hay pruebas de que existe una estrecha relación entre contaminación ambiental y los decesos por dolencias cardiovasculares, bronquitis y todo tipo de cáncer. El porcentaje de muertes en personas de edad avanzada o que ya padecen trastornos respiratorios y del corazón aumenta notablemente en los períodos con altos niveles de contaminación. Los obreros metalúrgicos que inhalan vapores de cadmio pueden fallecer por envenenamiento con esa sustancia. Los obreros de la construcción que inhalan fibras de amianto pueden presentar tejido pulmonar con cicatrices y cáncer de pulmón.
Además, sabemos que los contaminantes irritan los ojos, la garganta y los pulmones, causando dolor de garganta, tos, etc. Los niños que viven en zonas con un alto porcentaje de contaminación registran mayores índices de asma, eczemas y otras enfermedades cutáneas que los de zonas menos contaminadas. Los efectos a largo plazo de la contaminación sobre éstos constituyen un motivo de igual o mayor preocupación para los médicos. ¿Aumentarán el riesgo de que esos niños, más adelante, contraigan una enfermedad crónica o mortal? Los científicos no pueden responder e esta pregunta. Tampoco conocen los efectos de la contaminación sobre la herencia y la vida prenatal. Pero mientras investigan éstas y otras incógnitas, se enteran de muchas cosas inquietantes. Por ejemplo, el monóxido de carbono de los escapes puede afectar la capacidad mental de una persona y ocasionar vértigos, disminución de la visión, pérdida de apetito y jaquecas. El ozono, que es también un contaminante generado por los automotores, tiene efectos nocivos sobre el desempeño de los atletas.
Cualesquiera micropartículas que penetren en los pulmones pueden ser peligrosas. Al acumularse, dificultan la respiración, dañan los tejidos y pueden provocar la muerte. Este problema es especialmente grave entre los mineros. La silicosis es la enfermedad más común relativa al polvo. Proveniente de la inhalación de polvo de cuarzo o partículas de otras rocas que contienen sílice. Los mineros de carbón y minas de oro, hierro, cobre y plomo aspiran polvo con un alto tenor de sílice; por ello, son muy susceptibles de contraer silicosis. Los que trabajan en distintas tareas, como fundiciones, porcelanas, alfarería, limpieza con chorro de arena y trabajos en granito corren el mismo riesgo. Otras dolencias serias que provoca el polvo son: pulmones negros(por inhalar polvo de carbón), beriliosis (por el polvo de berilio), bisinosis (por el polvo del algodón) y amiantosis (por las fibras de amniato).
LIMPIEZA DEL AIRE
En un esfuerzo por combatir la contaminación de la atmósfera se han iniciado varios programas internacionales, nacionales y locales que se refieren especialmente al establecimiento y aplicación de pautas sobre calidad de aire.
A raíz de esto, la industria se ve obligada a producir hornos, máquinas y métodos más limpios y eficientes. Pueden eliminarse las micropartículas emitidas por fábricas, casas y automóviles con variedad de filtros, dispositivos de lavado y precipitadores electroestáticos. Algunas emanaciones gaseosas, como ácido fluorídrico y óxido de nitrógeno, son solubles en agua y por ello fáciles de recuperar. El aire que contiene esos contaminantes es pasado a través de agua en torres de burbujeo, como ciertos hidrocarburos, pueden eliminarse por absorción con carbón vegetal activado. La mejor forma de impedir la contaminación por monóxido de carbono es asegurar la combustión total de los combustibles. A veces, un posible contaminante puede ser recuperado y usado de nuevo.
Algunos procedimientos anticontaminantes son costosos. Pero lo son mucho más los efectos de la contaminación ambiental desde el punto de vista económico y médico. A medida que vaciamos más y más residuos en el aire, aumentamos los riesgos de muerte, tanto como enfermedad cuanto por destrucción de los complejos sistemas ecológicos de los que dependen el hombre y todos los demás seres.
En un esfuerzo por combatir la contaminación de la atmósfera se han iniciado varios programas internacionales, nacionales y locales que se refieren especialmente al establecimiento y aplicación de pautas sobre calidad de aire.
A raíz de esto, la industria se ve obligada a producir hornos, máquinas y métodos más limpios y eficientes. Pueden eliminarse las micropartículas emitidas por fábricas, casas y automóviles con variedad de filtros, dispositivos de lavado y precipitadores electroestáticos. Algunas emanaciones gaseosas, como ácido fluorídrico y óxido de nitrógeno, son solubles en agua y por ello fáciles de recuperar. El aire que contiene esos contaminantes es pasado a través de agua en torres de burbujeo, como ciertos hidrocarburos, pueden eliminarse por absorción con carbón vegetal activado. La mejor forma de impedir la contaminación por monóxido de carbono es asegurar la combustión total de los combustibles. A veces, un posible contaminante puede ser recuperado y usado de nuevo.
Algunos procedimientos anticontaminantes son costosos. Pero lo son mucho más los efectos de la contaminación ambiental desde el punto de vista económico y médico. A medida que vaciamos más y más residuos en el aire, aumentamos los riesgos de muerte, tanto como enfermedad cuanto por destrucción de los complejos sistemas ecológicos de los que dependen el hombre y todos los demás seres.
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